El Schullandheim. Por Schulkindermama


Hace unas semanas tuve una experiencia nueva en relación con la escuela en Alemania. La verdad es que creía que ya había vivido de todo en este sentido, que ya sabía cómo reaccionar ante cada situación… pero no. Los días que viví esa semana de hace un mes fueron diferentes, y he pensado que al igual que a mí, a muchos otros padres no alemanes, debe de ocurrirles lo mismo. Y que quizá ayude a alguien contando cómo me he sentido yo. Por eso creo que es buena idea compartirlo.

La cuestión es que mi hijo, que asiste a quinto curso de un Gymnasium en Baviera, ha ido por primera vez a un “Schullandheim”. Para los que no sepan lo que es, o vengan de culturas como la mía, en la que las excursiones se limitan a pasar el día en otro lugar, explicaré que consiste básicamente en pasar unos días fuera de casa, recibiendo un contenido pedagógico diferente, realizando excursiones y en definitiva, conviviendo con los otros compañeros y con profesores. Para realizar este tipo de experiencias se suele elegir un lugar cerca de la naturaleza, tipo granja o albergue juvenil, donde además de disponer de alojamiento, se ofrezcan actividades o sirva de punto de partida para excursiones al aire libre. La duración de la estancia varía dependiendo de la edad de los niños (los más pequeños no suelen ir más de 3 días) y por supuesto también depende del centro escolar, y del programa de actividades que se establezca. En invierno, algunos colegios organizan vacaciones para esquiar (Skilager).
Para los niños/jóvenes es una experiencia muy emocionante. Dependiendo de la edad, para algunos es la primera vez que pasan varios días fuera de casa, y disfrutan de esa independencia. Casi todos los adultos alemanes que conozco guardan un recuerdo entrañable de estas excursiones. 

Yo, como no soy alemana, y en mi colegio no se organizaban este tipo de experiencias, no conocía esta situación y ya desde el momento en que supe que este año iban a ir al Schullandheim me eché a temblar. “Niños de 10-11 años por ahí con su profesora, lejos de casa…” la idea me asustaba bastante, pero opté por la estrategia que he desarrollado desde que tengo hijos; esperar a que llegue el momento para agobiarme. Así por lo menos me quito semanas de preocupación… Y el momento llegó. Se iban 4 días a las montañas. Yo como buena mamá, lo llevé esa mañana al autobús con su maleta hecha (que ya fue un trago para mí; ayudarle a hacerse su maleta para ir por vez primera él solo…¡ay!) a esperar hasta que se fuera el autobús y decirle adiós.

Lo primero que me llamó la atención fue que allí estaban menos de la mitad de los padres… incluso niños que viven bastante más lejos que nosotros del colegio, y que tienen que ir al centro en tren y hacer trasbordo en autobús, habían ido, ese día también, con sus maletas y mochilas (¡con 11 años!) solos hasta el punto de encuentro. ¡Y tan contentos que estaban! Nadie los había llevado para despedirse de ellos. Me sorprendió, aunque ya llevo tiempo en Alemania… Una vez llegué, estuve charlando con otras madres, esperando a que llegara el autobús, que se retrasó, con lo cual, cada vez éramos menos los padres esperando a que llegase. Al final solo quedamos cuatro. Pero le di un beso a mi hijo (bueno, más de uno, de esos que suenan…hasta que ya le dio vergüenza) y subió al autobús. 

Yo iba más o menos tranquila, pensando que al llevar su móvil, de vez en cuando tendría una Whatsapp suyo, o podría llamarle por la noche, o él a nosotros. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando antes de subir al autobús la profesora anunció que iba a “confiscar los móviles” y solamente podrían utilizarlos en un momento del día. Por supuesto, yo fui la única que preguntó cuándo sería ese momento. Ella contestó que ya acordarían todos juntos una hora para llamar a casa. 

O sea, que yo no podría llamarle si me apetecía, ni él podría llamarme cuando él quisiera. Eso me dejó bastante descolocada. Pero qué iba a hacer…


Yo ya sabía, porque nos habían dado una circular informativa, que los móviles estaban permitidos, pero serían controlados… ¡lo que no sabía era hasta qué punto!

Es decir, si un niño, que va por vez primera a pasar unos días fuera de casa, sin ningún miembro de su familia, echa de menos a sus padres (como fue el caso de casi todos los compañeros de mi hijo, según me ha contado él mismo…) no puede llamar a su casa cuando esté triste. Tiene que esperar. Lo mismo les ocurre a los padres; si les apetece hablar con su hijo, deben esperar a que a éste se le permita ponerse en contacto con ellos. Y para colmo, no saben en qué momento del día va a suceder eso. A mí me parece cruel, pero quizá yo soy demasiado exagerada… 

Esos 4 días los pasé lo mejor que pude, teniendo en cuenta que tengo también una hija, que echaba de menos a su hermano (están muy unidos), y a la que yo tenía que poner también buena cara, aunque yo tampoco estaba conforme con la situación. 

El primer día llamó sobre las ocho; yo ya casi no contaba con que llamara. Pensé que no les había dejado. Pero llamó. Intentamos hablar todos pero nos pudimos bien porque solo les daban 15 minutos para hablar (a mí me recordó a la cárcel…). Él estaba bien, y eso me tranquilizó. Les habían dejado dar un paseo solos por el pueblecito en el que estaban, y eso le había gustado (yo pensé que vaya tranquilidad, saber que los dejan solos en un sitio que no conocen…) 

Llamó todos los días, la verdad, pero no siempre a la misma hora. La mayoría de las veces tenía que colgar porque ya venían a requisarle el móvil. El último día me dijo que muchos de sus amigos estaban tristes (él también) porque echaban de menos a su familia y ya tenían ganas de volver. A pesar de esto, lo estaban pasando muy bien, haciendo muchas cosas y divirtiéndose. Pero a ellos mismos les molestaba no poder comunicarse con sus padres cuando querían. 

Por supuesto, también había niños que no habían llamado a sus padres y que no les echaban de menos…los mismos que fueron solos al autobús. Quizá es la estrategia más práctica para no pasarlo mal. No darle importancia. Pero yo no puedo. 

Los días pasaron más o menos rápido, y para mí fue una experiencia dura. 

Cuando volvieron, también estaba yo allí esperando al autobús. ¡Qué alegría cuando lo vi bajarse! Me pareció que hacía un mes que no lo veía… Al llegar volví a percatarme de que no todos los padres estaban allí, pero también me llamó la atención que algunos lloraron al ver a sus padres. No sé si de alegría o de alivio… 

Desde mi punto de vista, esa forma tan violenta de cortar el vínculo de los hijos con los padres, esa forma de obligar al niño a “hacerse mayor” a la fuerza, es demasiado extrema. Sin embargo, encaja con la mentalidad de la educación alemana, en la que la independencia es la cualidad más valorada. Desde el Kindergarten tenemos que escuchar “Kinder werden in ihrer Selbstständigkeit erzogen” (a los niños se les educa para ser autosuficientes), y hasta ahora, esta experiencia, ha sido las más fuerte que he vivido en este sentido. Es verdad que yo soy una madre muy intensa (yo lo sé) y no estaba preparada para esto… probablemente, si hubiera nacido y crecido en Alemania, habría vivido yo misma este tipo de experiencias en el colegio, y no sería algo nuevo para mí. 

Ahora imagino que la próxima vez (el año que viene) no me sentiré tan rara ante esta situación. Ni mi hijo tampoco. Pero me pregunto ¿qué necesidad hay de forzar esa independencia que algún día alcanzarán de todas formas? ¿Qué necesidad hay de acelerar el proceso de autonomía de un niño, a costa de sus sentimientos, y obligándolo a aprender a controlar sus sentimientos, a hacerse fuerte, ateniéndose a una disciplina? 

Menos mal que la mayoría de los alemanes tienen un buen recuerdo de estas excursiones, que si no…

Comentarios

  1. ¡Qué curioso leer tu punto de vista!
    Yo te cuento el mío: en mi cole en España desde los 4 años nos íbamos de excursión también. Recuerdo que en primero de primaria nos fuimos 10 días incluso (quizás hasta dos semanas, más de una semana seguro). Nosotros no teníamos ningún tipo de contacto con los padres, sólo les escribimos una postal durante nuestra estancia allí y los padres recibian noticias por una cadena. La profe llamaba a un padre y éste a otros dos y éstos a otros y tal.. Vamos que ni móviles ni nada. Y yo jamás recuerdo pasarlo mal, ni echar de menos.. Siempre me encantó irme (me fui desde los 4 años hasta los 12 todos los años con el colegio!).
    Tampoco sé como lo pasarían mis padres, pero los niños estupendamente!!!!:):)

    PD: y mis papis si me llevaban al autobús y se despedían de mí con amor.. con cámara de fotos y todo,jajjaja

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  2. A mi tambien me parece un poco rara tu apreciacion, debido a que, si bien los moviles estan accequibles a los ninos desde hace no mas de un par de anos,el punto es que no es la sociedad alemana, somos nosotros que nos estamos acostumbrando ahora a estar siempre conectados.

    Solo te digo que no te preocupes, piensa positivo y si en el peor de los casos algo malo llegase a ocurrir te informaran lo antes posible ya sea aleman, espanol, chino, etc.

    Tambien recuerdo que en mi pais yo y todos mis hermanos saliamos de ya sea por la escuela o con los grupos como boyscouts por varias semanas y solos sin saber de nuestros padres a partir de los 7 anos.

    Que de positivo saco de mis experiencia tengo un excelente sentido de orientacion, tecnicas de sobrevivencia y conocimientos de la naturaleza. Obviamente tambien hice estas actividades con mi padre, pero es distinto ya que tambien existen muchas cosas que tu familia no te va a poder ensenar.

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  3. Yo estoy con lalibretaroja.com, cuando era peque, nos ibamos de "colonias" durante una semana (creo que los más mayores iban algo más), y nada de móviles (eran los 80...) ni llamadas a casa. Es verdad que era un poco duro y se echaba de menos a la familia, pero era una experiencia muy divertida, ya que se salía completamente de la rutina. Puedo decir que lo recuerdo como experiencia muy positiva!

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  4. Yo te comprendo que hacerlo así a la fuerza puede ser duro. Sin embargo, en España mis hijas han ido de campamento todos los años desde los 6, 5 días...y ellas me lo pedían. Y los organizadores nos pidieron que no llamáramos, porque algunos se ponían melancolicos. Ellos podian llamar el día de enmedio, pero las mias no llamaron. Yo salí por primera vez con 11 años y fueron 2 semanas, y no había móviles y recuerdo que había pequeños momentos en que me entraba morriña, pero lo peor era la comida.

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  5. Yo empece a ir con mi colegio español con 7-8 años y fui todos hasta que tenia casi 17. Los moviles no existian, solo nos dejaban llamar una vez a mitad de los dias. Tengo un recuerdo muy bueno de esas escapadas con el cole, pero tambien tengo que decir, que era voluntario, y asi como yo repeti todos los años, mis hermanos fueron uno y no volvieron porque no quisieron... Supongo que depende de cada niño.

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  6. Pues yo no sabes como te entiendo!!!! Yo llegué hace 5 meses y sigo quedándome ojiplatica. Niños q con apenas 7 añitos van y vienen solos al cole, yoooo q acompañaría a mi hija a su primera cita si me dejara.
    Tendré q ir a terapia o acabaré en el loquero.
    Los primeros dias de cole me quedaba como la vieja el visillo hasta q se cerraba la puerta de clase, así me miraban... como si me faltara la camisa de fuerza. Ahora ya me voy 3 metros antes... todo tiene su proceso. El mio va despacito

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  7. Yo también te entiendo. Yo creo en respetar los tiempos de cada uno y me parece excesivo eso de no permitir comunicación con los padres en casi de desearlo. Si mi hijx desea ir adelante, pero forzar una independencia me parece violento. Me ha servido mucho leerte.

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  8. muy interesante contraste

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  9. En Catalunya es muy normal esto que cuentas, son las llamadas "convivencias" o "colonias" y forman parte del proyecto educativo del centro. No son obligatorias, pero sí muy recomendables y es raro el alumno que no asiste. De hecho, hay escuelas que lo hacen desde el parvulario. Yo como alumna ya había ido y lo recuerdo como una grandísima experiencia; lo estábamos esperando durante todo el curso!!

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  10. Hola, yo fui a las llamadas colonias o convivencias cerca de Barcelona desde que tenia unos 10 anos y entonces noe xistian los moviles, asi que no llamabamos a casa, o como mucho una vez desde una cabina. A mi me parece normal...

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  11. Hola, cuando yo iba de campamento, sólo nos dejaban usar el móvil con un cierto horario, y es normal, creo que no tiene nada que ver con que sea Alemania. Si los chicos están haciendo actividades y conviviendo juntos, te imaginas lo horrible que sería que cada dos por tres les suene un móvil y se interrumpumpa todo para que un niño hable, los de al lado de distraen, luego otro quiere llamar...etc, Sería una catástrofe y rompería los ritmos de tos9! Imagino que al ser mamá y estar super preocupada por tu hijo, se pierde un poco la perspectiva del asunto...y te entiendo! Pero en el próximo viaje, lo llevarás mejor...y cuando vaya tu hija dentro de un tiempo, ya serás toda una experta en el asunto ;)

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    1. ¡Qué difícil es mantanerese distante y neutral siendo madre! Imagino que se trata de acostumbrarse. ¡Gracais a todos por los comentarios!

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